miércoles, 24 de diciembre de 2008

Espíritu Navideño...


En diciembre de 1914
, se acercaba una durísima navidad; tropas británicas y alemanas se enfrentaban a través de un angosto trecho de suelo.
Las condiciones en ambas trincheras eran espantosas, el tronar de los cañones incesante, y el ruido, ensordecedor.
Los británicos tenían órdenes de tratar esa jornada como cualquier otra, y seguir peleando. Lo poco que hicieron, fue recoger unos restos de ramas secas, como patético recordatorio de las festividades que se estarían celebrando en sus lejanos hogares. Los alemanes estaban mucho más organizados. Les habían enviado canastas con comida y árboles de navidad, para estimularlos a pelear mejor. Pero la estrategia surtió precisamente el efecto contrario. Lejos de aumentar la agresiva lealtad de los soldados, detuvo por completo las hostilidades. La realidad, es que el común de los soldados alemanes no odiaba a sus pares ingleses, y viceversa.
Que procuraran matarse, eran pura y exclusivamente órdenes de sus generales.
Los arbolitos afectaron muy hondo a los alemanes.
Las congeladas tropas británicas, sintieron alarma y desconcierto ante el repentino y extraño silencio, seguido por los acordes de un villancico.
Al asomarse, comprobaron que los alemanes estaban expuestos, y ocupaban en
pasiva actitud la tierra de nadie. Con temor, los ingleses se sumaron, y tuvo lugar una improvisada tregua. Los villancicos duraron toda la noche, los rivales cantaron juntos, y a medida que pasaron las horas, tuvo lugar un extraordinario intercambio de regalos.
Enemigos mortales se estrecharon las manos, se abrazaron, y mostraron fotografías de sus familias, y, por un momento, la idea de matar se borró de sus mentes.
A la mañana siguiente, día de la navidad, ocurrió algo aún más insólito. Poniéndose de acuerdo sobre un punto intermedio entre ambas posiciones, ingleses y alemanes protagonizaron lo que debe ser el más raro partido de fútbol en la historia de ese deporte.


Fuente: http://espanol.bruderhof.org/

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