domingo, 26 de abril de 2009

Dando Recibimos

-Lleva esto a la pobre viuda que vive en las afueras, dijo el viejo zapatero a su aprendiz mientras le entregaba una cesta con hortalizas.
Trabajaba arduamente en su oficio, y cultivaba una pequeña huerta, para poder salir adelante económicamente. Sin embargo, siempre regalaba lo poco que tenía.
-¿Cómo puedes darte el lujo de regalar tanto? —le preguntaron.
-En realidad no regalo nada.
Lo presto al Señor y Él lo devuelve con creces. Me avergüenza que piensen que soy generoso, cuando recibo tanto a cambio.
Hace tiempo, siendo yo muy pobre, conocí a alguien más pobre que yo. Quería darle algo, pero no podía darme ese lujo. Pese a ello, lo hice; y el Señor me ayudó.
Siempre he tenido trabajo, y mi huerto es fértil.
Desde entonces, jamás titubeo cuando sé
que alguien está pasando necesidad.
Aún si regalara todo, el Señor no me dejaría morir de inanición.
Es como tener dinero en el banco, solo que en este caso —el Banco del Cielo— nunca quiebra, y cobro los intereses todos los días.

«Honra al Señor con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto» (Proverbios 3:9,10).


Tomado de: Palabras que Alimentarán Tu Alma

No hay comentarios: