Cuando te vuelves una persona estresada, irascible, nerviosa en temporada de crisis, te encierras en una actitud proteccionista, de defensa.
No mueves un dedo, no vuelves a invertir, no piensas más.
Pierdes así todos tus grandes talentos para interponer tu inteligencia a los tiempos malos.
Con el ambiete pesimista, te aíslas, bloqueas tu mente y te dejas llevar de telarañas en lugar de abrir los ojos.
En tiempo de cielo nublado, hay miles de oportunidades que muchas personas no ven.
Si quieres progresar, lo único que necesitas es dejar de lamentarte.
Cuando nos quejamos, cuando criticamos, cuando alimentamos el negativismo, cuando regamos malas noticias; estamos contagiando una enfermedad mortal a muchas personas.
Nuestro gran reto en estos días es mantenernos inmunes a los virus de la fiebre negra de los pensamientos negativos, actitudes y palabras incoherentes.
¡Relativizar las dificultades, es estar curado!
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