viernes, 3 de abril de 2009

Confusión

Cierta vez en un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos, excepto por un árbol profundamente triste.
Tenía un problema: No sabía quién era.
... Lo que te falta es concentración, dijo el manzano,
- Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosísimas manzanas.
-¿Ves qué fácil es?... no lo escuches, exigía el rosal: es más sencillo tener rosas... ¿Te resultan bellas?


Desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba nada, se sentía cada vez más frustrado.
Hasta que un día, el búho (la más sabia de las aves) viendo la desesperación del árbol, le dijo:
-Tu problema es sencillo: es el mismo de muchísimos sobre la tierra.
Te daré la solución:
-¡Deja de pretender ser como los demás quieran que seas! ¡Sé tu mismo! ¡Conócete!... y para lograrlo, ¡Escucha tu voz interior!
Dicho esto, el búho desapareció.
-¿Mi voz interior?... ¿Ser yo mismo?... ¿Conocerme?... se preguntaba el árbol

Hasta que, de pronto... ¡Comprendió!
...Y cerrando ojos y oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escuchar su voz interior, diciéndole:
-Jamás darás manzanas porque no eres un manzano, ni florecerás cada primavera, porque no eres un rosal...
¡Eres roble! ¡Y tu destino es crecer grande y majestuoso!... dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje... ¡Tienes una misión!: ¡Cúmplela!.

El árbol se sintió fuerte y seguro de si mismo, y se dispuso a ser todo aquello para lo cual estaba destinado.
Así, pronto fue admirado y respetado por todos.
Sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

A nuestro alrededor...
¿Cuántos son robles que no se permiten a sí mismos crecer?....

¿Cuántos, rosales, que, por miedo al reto, sólo dan espinas?.... ¿Cuántos, naranjos, que no saben florecer?
Todos tenemos un destino que cumplir.
¡Demos a conocer y compartamos
nuestra maravillosa esencia!

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