Cuando era chico, me encantaban los circos, y, de allí, los animales.
Me fascinaba el elefante.
Después de su actuación, quedaba sujeto a una cadena unida a una pequeña estaca clavada en el suelo. Me resultaba obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de cuajo, podría fácilmente huir. ¿Qué lo mantenía? ¿Por qué no huía?... pregunté a los grandes.
Algunos me dijeron que no escapaba porque estaba amaestrado.
Entonces, la pregunta obvia...
- Si está amaestrado, ¿porqué lo encadenan?
Nunca recibí una respuesta coherente.
Años atrás descubrí que alguien había encontrado la respuesta.
El elefante no escapa porque ha estado atado desde que era muy, muy pequeño.
Entonces, empujó, tiró y sudó sin lograr soltarse. A pesar su gran esfuerzo, no loconsiguió. La estaca era muy fuerte para él. Seguramente volvió a intentarlo el día siguiente, y también el otro, y el que seguía...
Hasta que un terrible día en su historia, se resignó a su destino.
Este enorme y poderoso elefante, no escapa porque CREE QUE NO PUEDE.
Tiene registro y recuerdo de toda su impotencia, la que sintió desde poco después de nacer.
Y jamás volvió a cuestionarse seriamente si podría.
Jamás intentó poner a prueba su fuerza otra vez.
...Todos somos un poco como ese elefante: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad.
Creemos que no podemos, simplemente porque alguna vez probamos y no pudimos.
Grabamos en nuestro recuerdo: No puedo... No puedo y nunca podré. Muchos crecimos portando ese mensaje, que nos impusimos a nosotros mismos y nunca volvimos a intentar.
La única manera de saber, es intentar de nuevo poniendo en el intento todo el corazón.
©Jorge Bucay (resumido)
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