Un grupo de ex estudiantes, ya avanzados en sus carreras, fue a visitar a un muy querido profesor de la Universidad.
La conversación se centró en quejas sobre el estrés del trabajo y la vida.
Al ofrecerles café a sus visitas, el profesor fue a la cocina, y regresó con un termo y una gran variedad de tazas: de porcelana, plástico, vidrio, cristal, algunas comunes, algunas caras, algunas exquisitas - y les pidió que se sirvieran el café caliente.
Cuando todos tenían su taza en la mano, dijo:
-Se han fijado: todas las tazas bonitas y caras han sido tomadas, dejando atrás las comunes y baratas.
Es normal que quieran sólo lo mejor para ustedes, pero ese es el origen del estrés.
Lo que en realidad querían era el café, no la taza; pero conscientemente tomaron las mejores tazas y las estuvieron comparando con las tazas de los demás.
-Fíjense bien –prosiguió-:
La Vida es el café, pero sus trabajos, el dinero y la posición social son las tazas.
Las tazas son sólo herramientas para sostener y contener Vida, pero la calidad de la Vida no cambia.
A veces –concluyó-, al concentrarnos sólo en la taza, dejamos de disfrutar el café que hay en ella.
No dejes que la taza te guíe… Goza el café.
sábado, 31 de enero de 2009
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