Si dices te amo, estás haciendo feliz a otro.
Y se te regresa a ti como bumerang.
Pero si le dices “te odio”, le lanzas dagas a su corazón.
Y te tengo una noticia… Esas dagas también regresan a ti.
El Ser Supremo nos creó para que, conforme a nuestras palabras, sean nuestros sentimientos y nuestro destino.
Porque las palabras, no describen lo que tu ves…
¡Son el eco de tu interior!
Si todo el tiempo me hablas mal de tu hermano, sabré que hay algo erróneo en ti.
Podría preguntarte: ¿Qué opinas de la lluvia? Si contestas “Es triste” me estás diciendo que tú eres triste.
Es el eco de tu alma. Y si respondieras “me da paz y me relaja”, dices que hay paz en tu corazón. Tus palabras, y sólo ellas, son la que forman tu ánimo interior.
No son las palabras que te dicen las que te lastiman.
Son tus opiniones acerca de ellas las que te hieren. Sólo lo que sale de tu interior tiene el poder de herirte o sanarte.
¿Quieres sentirte bien?
¡Esparce bendiciones a los cuatro vientos!
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