jueves, 27 de noviembre de 2008

Cuenta Corriente


Imagina que existe un banco que cada mañana acredita en tu cuenta
86.400 dólares.
Jamás transfiere tu saldo al día siguiente: noche a noche cancela lo que no
invertiste, cualquiera sea la cantidad...
¿Qué harías tú?
¡Retirar hasta el último centavo, por supuesto!
Cada uno de nosotros opera en ese banco: la moneda es tiempo.

Cada mañana, te acredita 86.400 segundos.
Cada noche borra y da como pérdida todo el crédito que no hayas invertido.
No arrastra saldos ni permite sobregiros.

Cada día acredita, cada noche elimina el saldo.
Si no usas tus depósitos del día, la pérdida es tuya.
No hay marcha atrás .
Debes vivir el presente con los depósitos de hoy.
Invierte de manera de conseguir lo mejor en salud, felicidad y éxito.

El reloj sigue su marcha.
Consigue lo máximo en el día.

Para entender el valor de un año, pregúntale a un estudiante

que perdió su año de estudios.
Para entender el valor de un mes, pregúntale a una madre que alumbró
a su bebé prematuro. Para entender el valor de una semana, pregúntale al editor de un semanario.
Para entender el valor de un día, pregúntales a los amantes que esperan
a encontrarse.
Para entender el valor de una hora, pregúntale a un enfermo terminal.
Para entender el valor de un minuto, pregúntale a alguien que perdió el tren.
Para entender el valor de un segundo, pregúntale a una persona que
logró evitar un accidente.
Para entender el valor de una milésima de segundo,
pregúntale a la persona que ganó la medalla de plata en las olimpiadas.

Atesora cada momento que vivas,
y recuerda que el tiempo no espera por nadie.
Ayer es historia.

Mañana es misterio.
Hoy es dádiva.
¡Por eso se llama presente!

Si dejas ir los segundos, con ellos se van las horas,
los días, los años… y ¡la vida misma!

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