Dos semillas estaban juntas en la tierra sembrada.
La primera dijo:
- ¡Quiero crecer! Quiero que mis raíces lleguen muy abajo en el suelo y que mis retoños rompan la corteza de la tierra que tengo arriba... Quiero desplegar mis tiernos brotes como banderas para anunciar la llegada de la primavera... Quiero sentir el calor del sol en mi cara y la bendición del rocío matinal en mis pétalos!
Y entonces creció. La segunda semilla dijo:
- Tengo miedo.
Si dejo que mis raíces vayan hacia abajo, no sé qué encontraré en la oscuridad.
Si me abro camino a través del suelo duro por sobre mí, puedo dañar mis delicados retoños...
¿Y si dejo que mis brotes se abran y una serpiente trata
de comerlos?
...Además, si abriera mis pimpollos, tal vez un niño me arranque del suelo.
Me conviene esperar hasta que sea seguro.
Y esperó.
Un ave que andaba dando vueltas por en busca de comida, encontró a la semilla que esperaba, y enseguida la tragó.
sábado, 2 de mayo de 2009
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