miércoles, 1 de julio de 2009

Visión

Dos hombres muy enfermos ocupaban la misma habitación de un hospital.
A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para drenar el líquido de sus pulmones.
Su cama daba a la única ventana de la habitación.
El otro tenía que estar todo el tiempo boca arriba.
Charlaban durante horas. Hablaban de sus familias, hogares, trabajos, su estancia en el servicio militar, dónde habían estado de vacaciones...
Y cada tarde, el que podía sentarse, describía a su vecino todo lo que podía ver desde la ventana. En esas horas, su mundo se ensanchaba, y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago.
Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas.
Jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris.
Grandes árboles adornaban el paisaje, y se veía en la distancia un bellísimo horizonte.
Describía todo con un detalle exquisito, en tanto su vecino cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, describió un desfile.
Aunque el otro hombre no podía oír a la banda,
podía verlo, con los ojos de su mente, tal como lo describía su compañero con mágicas palabras.
Pasaron días y semanas.
Una mañana, la enfermera de día entró para bañarlos, encontrándose sin vida
al cuerpo del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.
Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.
Cuando lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana.
La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la

habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior... por fin tendría la
alegría de verlo el mismo.
Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama… y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero muerto para

describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indicó:

- “Quizás sólo quería animarle a usted”

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