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Es más fácil pensar en lo que no tenemos o nos hace falta, así sea poco; centramos la atención en los vacíos y carencias, convirtiéndolos en indispensables para sentirnos realizados, dejando todo lo demás que poseemos a un lado.
Muchas veces en esa búsqueda angustiosa, dejamos ir lo valioso que ya teníamos, porque se nos va la vida buscando una solución donde no la hay, queriendo encontrar algo que tal vez no está; esperando lo que posiblemente nunca vendrá.
Y nos echamos a morir estando vivos, se nos van los mejores años y nos perdemos de mil cosas por no valorar y cuidar lo que poseíamos, sólo porque fijamos nuestra atención en aquello de que carecíamos.
Es bueno tener sueños y luchar por ellos; pero no podemos desgastarnos y olvidar lo que poseemos, hay que aprender a ser feliz con lo grande y lo pequeño.
Si las cosas tienen solución, no hay porque angustiarse y perder la paz; trabajemos con ahínco por arreglarlo.
Pero si aquello no tiene otra salida o no se puede solucionar; tampoco hemos de echar todo por la borda y renunciar a nuestra felicidad; hay todavía mucho por hacer y por soñar.
Construyamos nuevas ilusiones, busquemos nuestra realización personal.
Hay que aprender a aceptar que tenemos limitaciones y no convertirlas en bloqueos mentales y frustraciones; todos los seres en el mundo tienen cosas que pueden y no hacer o tener; Dios nos ha colmado de bendiciones; sólo hay que reconocerlas y cultivarlas; para así no vivir alimentando vacíos, traumas, amarguras y decepciones.
Hay muchas cosas que quizás añoramos y no podemos tener, un amor prohibido, un hijo que no ha nacido, algo de dinero o posición, algún objeto, un trabajo, no pensemos que se nos ha negado, simplemente hay que entender y aceptar que así suele suceder aunque no lo comprendamos y al saberlo nos hagamos daño…
Si eso que nos hace falta, nos impide ser felices, pensemos en todo lo grande y bello que poseemos y en lo que sentiríamos si de repente por centrar la atención en las carencias y limitaciones, lo perdiéramos.
Muchos desearían tener una mínima parte de lo que tenemos; valorémoslo ydisfrutémoslo, demos gracias a Dios, superémoslo.
¡Sigamos viviendo y gozando!
No dejemos de gozar, de soñar, quizas cuando menos lo pensemos eso que tanto anhelamos nos llegará.
Si las cosas tienen solución no nos angustiemos, en paz busquémosla; y si no tienen, ¿por qué nos hemos de inquietar?… la vida sigue, hay que continuar.
Si piensas que estás vencido, lo estás.
Si piensas que no te atreves, no lo harás.
Si piensas que te gustaría ganar, pero no puedes, no lo lograrás.
Si piensas que perderás, ya has perdido.
Porque en el mundo encontrarás que el éxito comienza con la voluntad del hombre.
Todo está en el estado mental.
Porque muchas carreras se han perdido antes de haberse corrido, y muchos cobardes han fracasado, antes de haber su trabajo empezado.
Piensa en grande y tus hechos crecerán.
Piensa en pequeño y quedarás atrás.
Piensa que puedes y podrás.
Todo está en el estado mental.
Si piensas que estás aventajado, lo estás.
Tienes que pensar bien para elevarte.
Tienes que estar seguro de ti mismo, antes de intentar ganar un premio.
La batalla de la vida no siempre la gana el hombre más fuerte, o el más ligero, porque tarde o temprano, el hombre que gana, es aquél que cree poder hacerlo.
Cada día la vida te ofrece una página en blanco del libro de tu existencia.
Tu pasado ya está escrito y no puedes corregirlo; en sus páginas puedes encontrar tu historia, algunas con suaves colores, otras con oscuros matices…
Recuerdos bellos de tiempos gratos o páginas que quisieras arrancar para siempre…
Este día tienes la oportunidad de escribir una página más.
Está únicamente en tus manos escoger los colores que tendrá, pues aún en la adversidad puedes poner matices de serenidad para convertirla en una bella experiencia.
¿Cómo escribirás el día de hoy?
Sólo depende de tu voluntad y optimismo hacer que la página del día de hoy en el libro de tu vida, sea una página que en el futuro puedas atesorar como un bello recuerdo.
Si supieras que sólo vas a vivir un día más, ¿qué harías?
Sin duda, te pondrías en paz con Dios y con los que te rodean, disfrutarías de los rayos del sol, de la suave brisa, de la alegría de tus hijos, del amor de tu pareja, de tantas bendiciones que la vida nos pone al alcance de la mano y que muchas veces no sabemos valorar.
Disfruta este nuevo día, haz un inventario mental de todas las cosas buenas que existen en tu vida y vive cada hora con buen ánimo, dando lo mejor de ti, no dañes a nadie y siéntete feliz de estar vivo, de poder regalar una sonrisa, de ofrecer tu mano y tu ayuda generosa.
Nunca es tarde para cambiar el rumbo y empezar a escribir páginas de dicha y paz en el libro de la vida.
Agradece a Dios el regalo que te da hoy y la oportunidad de convertir este día en una página bella del libro de tu existencia.
Recuerda que a pesar de todas las situaciones adversas, está únicamente en tus manos vivir el día de hoy… …como si fuera el primero, como si fuera el último, como si fuera el único en el libro de tu vida.
Dos hombres muy enfermos ocupaban la misma habitación de un hospital.
A uno se le permitía sentarse en su cama cada tarde, durante una hora, para drenar el líquido de sus pulmones.
Su cama daba a la única ventana de la habitación.
El otro tenía que estar todo el tiempo boca arriba.
Charlaban durante horas. Hablaban de sus familias, hogares, trabajos, su estancia en el servicio militar, dónde habían estado de vacaciones...
Y cada tarde, el que podía sentarse, describía a su vecino todo lo que podía ver desde la ventana. En esas horas, su mundo se ensanchaba, y cobraba vida con todas las actividades y colores del mundo exterior.
La ventana daba a un parque con un precioso lago.
Patos y cisnes jugaban en el agua, mientras los niños lo hacían con sus cometas.
Jóvenes enamorados paseaban de la mano, entre flores de todos los colores del arco iris.
Grandes árboles adornaban el paisaje, y se veía en la distancia un bellísimo horizonte.
Describía todo con un detalle exquisito, en tanto su vecino cerraba los ojos e imaginaba la idílica escena.
Una tarde calurosa, describió un desfile.
Aunque el otro hombre no podía oír a la banda, podía verlo, con los ojos de su mente, tal como lo describía su compañero con mágicas palabras.
Pasaron días y semanas.
Una mañana, la enfermera de día entró para bañarlos, encontrándose sin vida al cuerpo del hombre de la ventana, que había muerto plácidamente mientras dormía.
Se llenó de pesar y llamó a los ayudantes del hospital, para llevarse el cuerpo.
Cuando lo consideró apropiado, el otro hombre pidió ser trasladado a la cama al lado de la ventana.
La enfermera le cambió encantada y, tras asegurarse de que estaba cómodo, salió de la
habitación.
Lentamente, y con dificultad, el hombre se irguió sobre el codo, para lanzar su primera mirada al mundo exterior... por fin tendría la alegría de verlo el mismo.
Se esforzó para girarse despacio y mirar por la ventana al lado de la cama… y se encontró con una pared blanca.
El hombre preguntó a la enfermera qué podría haber motivado a su compañero muerto para
describir cosas tan maravillosas a través de la ventana.
La enfermera le dijo que el hombre era ciego y que no habría podido ver ni la pared, y le indicó:
- “Quizás sólo quería animarle a usted”